La lucha contra el cambio climático es una de las banderas estrella de la Unión Europea en este nueva etapa liderada por la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen. El impulso a las energías renovables y por la sostenibilidad está presente desde el año 2011, cuando los países comunitarios alcanzaron un importante compromiso en esta materia.

En España, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética también camina hacia esos objetivos, y una de las vías más potentes para lograrlo es reducir la emisión de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, principalmente a base de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

En ese escenario aparece la biomasa como una más de estas fuentes de energía renovable que han de ser aprovechadas para garantizar un futuro más limpio y sostenible.

¿Qué papel juega la biomasa entre las energías renovables?

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La biomasa fue la primera fuente de energía que utilizó el ser humano. En la actualidad sigue suponiendo un importante impulso en países poco industrializados localizados en África, Asia y Latinoamérica y aporta energía a aproximadamente 2.000 millones de personas.

Si nos vamos al escenario más industrializado, países como Francia, Suecia y Finlandia son los territorios en los que la biomasa ha adquirido mucha más fuerza. A nivel global, la biomasa supone casi un 10% de la energía primaria mundial y un 70% de las energías renovables.

Observamos, por tanto, que otras energías renovables aparentemente más desarrolladas tecnológicamente, como la solar fotovoltaica o la eólica, aportan menos al mix de estas energías que la biomasa.

En territorio europeo, entre los años 2006 y 2016, periodo en el que las energías renovables aumentaron su producción en torno al 67%, un 50% de ese total de energías limpias procedió de la madera y otros biocombustibles.

¿Cuáles son las ventajas asociadas a la biomasa?

Los aspectos positivos de la biomasa son asimilables a las de otras fuentes de energía renovable, pero en ocasiones esta es más aprovechable por su gran abundancia. Así, además de ser una alternativa ecológica y económica a los combustibles fósiles, la biomasa se encuentra en grandes cantidades en la naturaleza.

No contamina y respecta el medio ambiente y su combustión no emite gases tóxicos. Los gases de efecto invernadero asociados al propio proceso de combustión, que son los que aumentan el calentamiento global, se neutralizan con esta misma cantidad de CO2 que había absorbido previamente.

Además, en muchos casos la generación de biomasa es a partir de recursos naturales que son residuos, de modo que en lugar de volver a la naturaleza para seguir un proceso biológico natural, acaban siendo reaprovechados por el hombre para generar energía y posteriormente esos residuos sí vuelven al ciclo natural.

Por otra parte, estos mismos residuos que son reaprovechados para generar energía eléctrica, contribuyen a la limpieza forestal. Un buen aprovechamiento de la biomasa implica una reducción de los incendios, la erosión en los bosques y la degradación del suelo. Y esto si solo hablamos de restos vegetales propios de árboles y sotobosque, pues si vamos a los frutos: corcho, huesos y otros elementos con alto poder calorífico, el grado de aprovechamiento se eleva.

¿Cómo sacar partido a la biomasa para cuestiones energéticas?

La biomasa, para aclarar cuestiones, es toda aquella materia orgánica que es susceptible de ser utilizada como fuente de energía. En el sentido más estricto de la palabra, combustibles fósiles como el carbón y el petróleo también son biomasa, pero estos no se incluyen en esta clasificación más práctica.

Nos encontramos así con tres grandes tipos de biomasa: la natural, la residual y la producida. La natural es la que se produce en la naturaleza sin intervención humana, la residual proviene de las actividades de las personas, como los residuos sólidos urbanos, y la producida es la que incorpora a los cultivos energéticos cuya finalidad es el aprovechamiento energético.

Si profundizamos más en el tema podemos hablar de biomasa forestal, que es una forma de aprovechar la materia prima de los trabajos forestales con una doble función: mantener y gestionar los bosques de manera eficiente y aprovechar energéticamente estos recursos.

Empresas como Natural Fire están especializadas en la tecnología que rodea al aprovechamiento energético de la biomasa. Este grupo se dedica a la investigación y maquinaria relacionada con este sector dentro de las energías renovables.

Es importante señalar que la evolución de las energías renovables está íntimamente ligada a los trabajos de investigación y desarrollo tecnológico que llevan a cabo empresas como esta. Entre sus productos destaca la fabricación de quemadores policombustible.

Precisamente los quemadores de biomasa son los dispositivos que permiten combustionar estos residuos vegetales y orgánicos para obtener energía. El producto obtenido de esta combustión es la mezcla de gases que permiten generar calor y utilizarla a nivel doméstico o bien en ámbitos industriales para conseguir electricidad.

La energía obtenida a partir de la biomasa puede ser dirigida hacia procesos térmicos de combustión directa para dar calor, la producción de biogás para conseguir combustible o bien obtener como resultado biocombustibles que actúan como alternativa a los combustibles fósiles tradicionales.