Es posible que podamos llevar un poco de naturaleza a nuestra ciudad. Este un gran objetivo que salvaría a las grandes ciudades del planeta de sucumbir a los rigores que la contaminación produce en la salud de los seres humanos. Te contamos una iniciativa canadiense que, por su positivo impacto ecológico, esperamos que se replique en el resto del mundo.

Un proyecto de cosecha propia de alto impacto ambiental

En Canadá hay un nuevo “parque natural” original, una especie de Central Park a lo canadiense, fruto de la iniciativa de una fundación, cuyo proyecto “de cosecha propia” se ha extendido por una de las ciudades más pobladas de dicho país norteamericano, creando espacios de un intenso color verde que discurren sinuosos por los barrios más populosos y céntricos de dicha ciudad.

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La idea promovida por esta fundación es la de crear en cada ciudad una pequeña isla verde, consiguiendo así espacios para que todas las especies, fundamentalmente los pájaros, pero también insectos como las abejas, dispongan de lugares donde desarrollar su vida y contribuir, asimismo, a la fertilización.

Una idea que pretende hacer de las ciudades corredores verdes, aprovechando cada rincón para plantar todo tipo de flores silvestres, así como plantas propias de los lugares donde se las pretende reintroducir, de manera que, ya adaptadas desde la base a su entorno, contribuyan a dar lugar a una isla fuerte que vaya asentándose y constituyéndose como un pequeño centro o nodo de dicho corredor.

Un emprendedor con talento a favor del rescate ecológico de las grandes ciudades

Para esta iniciativa canadiense, el promotor y fundador de la idea, David Suzuki, ha ido reclutando a cuanto profesional y particular ha aceptado voluntariamente la participación, formando a todos ellos en los medios y sistemas de elaborar estas islas. Se pretende que estas islas verdes encarnen no solo una función estética y oxigenadora de las ciudades, como nuevos y protegidos habitáculos donde las aves puedan anidar y usar como trampolines, sino también crear corredores donde las abejas y las mariposas puedan extender su actividad polinizadora, haciendo de estas islas semilleros para crear otras.

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Para este fin, además, se está intentando fomentar el uso de aquellos pequeños trozos de terrenos existentes en todas las ciudades, que se encuentran abandonados o bien desatendidos, para que, mientras no se les dé otro uso, puedan ser empleados en este sentido, así se da lugar a entornos polinizadores temporales.

Asimismo, se está intentando introducir el uso de los techos verdes, para que cada casa sea, a la vez, otra isla que colabore con el desarrollo del corredor verde.

Integración de proyectos y fundaciones para mejorar el ambiente en las ciudades

Para toda esta variedad de posibilidades, diversas fundaciones, como la propiciada por el señor Suzuki, y otros, como el Reino Unido de las Flores, elaboran programas de concientización y de formación de las comunidades vecinales, poniéndolos en contacto con las organizaciones ambientales locales. Así se demuestra que este proyecto no solo colabora al saneamiento y a la revitalización de las agobiadas ciudades grises, sino que el contacto con la naturaleza les ayuda a quienes colaboran a reducir el estrés, a tener mayor claridad mental y a conseguir una mejoría de su físico.

Así pues, como puedes ver, todas son ventajas en este tipo de proyectos. Difunde la idea y participa y, si te pareció interesante, ¡compártela!