Es cierto, llevamos mucho tiempo contaminando. Pero en verdad la contaminación es una hija adulta del siglo XX y los padres somos nosotros.
Las personas que disfrutamos de las confortables ventajas que los siglos XX y XXI nos han proporcionado para una mejor calidad de vida, estamos obligadas a un verdadero compromiso con la protección de nuestro entorno. ¿Te comprometes con nosotros a apoyar esta causa a favor de un planeta menos contaminado?
Todo comenzó un poco antes…
Nuestros antepasados que vivieron antes del siglo XVIII al menos tuvieron la suerte de conocer un mundo casi libre de contaminación.
Quizás lo único que podríamos cuestionarles es esa horrible costumbre que tenían de lanzar la basura y las heces fecales a las calles, contribuyendo a propagar las enfermedades.
El mundo hispano y los ambientalistas tendríamos que estar muy agradecidos con el rey español Carlos III, por un acto impopular poco conocido. Cuando reinó en España, entre 1759 y 1788, se ganó un abucheo general al decretar la prohibición de tirar la basura por puertas y ventanas.
Pero al margen de estas notas que hoy podemos ver como anecdóticas, la humanidad marchó por siglos sin cometer grandes agresiones contra el medio ambiente, hasta la llegada de la máquina de vapor.
Vapor vs. medio ambiente
El descubrimiento del poder del vapor y la vertiginosa industrialización que trajo consigo, iniciaron la frenética carrera contaminante que no ha parado hasta nuestros días.
Muchas de las planicies de corta vegetación que vemos actualmente en Europa fueron enormes bosques diezmados para producir el carbón que demandaban las voraces máquinas.
Petróleo, automóvil y centrales nucleares: tres grandes agresores
Unos cien años después de la máquina de vapor, llegó el petróleo.
En principio no fue un petróleo tan agresivo. Durante varias décadas el señor John D. Rockefeller solo lo produjo para que en los hogares hubiera un combustible líquido y para que las calles estuvieran iluminadas.
Fue Henry Ford, veinticuatro años más joven que Rockefeller, quien dio el gran empujón en favor de la comodidad de las personas, pero también en favor de la contaminación.
El automóvil llegó a ser el principal agente contaminante del mundo y está lejos de entregar ese título. Pero como ciudadanos del planeta Tierra, es mucho lo que podemos hacer individualmente por el medio ambiente al usar de forma consciente nuestro automóvil.
Es verdad que los riesgos con la energía nuclear son aterradores y que su uso debe ser controlado y reducido, pero siempre se pueden encontrar alternativas, ¿no te parece?
¿Conocías esta historia de ya casi 300 años de contaminación? ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención? Déjanos tu comentario y, si te parece interesante, riega la voz.