Hay pocas cosas tan deliciosas como un café humeante y aromático en las mañanas. Esta bebida se ha convertido en una de las preferidas en el mundo entero, haciéndose presente de manera casi infaltable en los desayunos, y también en las meriendas de las tardes. Su sabor fuerte resulta reconfortante y energético. En su definición más básica, el café es la bebida que obtenemos a partir de los granos tostados y molidos de los frutos del cafeto, la planta del café. Sus cualidades estimulantes se dan gracias al alto contenido de cafeína que posee.
Pero cuando hablamos de café, encontramos todo un universo que se esconde detrás de esta milenaria bebida. Tenemos, por ejemplo, el café natural, que muchas veces puede confundirse con el café ecológico. En este sentido, si eres un verdadero amante de esta bebida, debes estar preparado para distinguir un café en grano ecológico de verdad, de un café natural. Estos últimos generalmente se encuentran en sus variedades arábica o robusta, y son el tipo de café al que no se le ha añadido ningún tipo de sustancia durante el proceso de tostado del grano. Por su parte, el café ecológico tiene algunas propiedades únicas. ¡Descúbrelas!
¿Qué tiene de especial el café ecológico?
El café en grano ecológico, también llamados orgánico, se enmarca muy bien en todo el movimiento que ha venido dándose en los últimos años, en el que las personas han pasado a hacer de calidad una prioridad a la hora de alimentarse, entendiendo que lo que compone nuestra dieta diaria es, en buena medida, responsable de nuestra salud, bienestar y energía.
El café ecológico va un paso más allá del natural. No sólo está libre de químicos al momento del tostado, sino en todo el proceso, desde la tierra hasta tu taza. Para su cultivo se emplean métodos tradicionales, que no implican la utilización de ningún tipo de máquina que pueda contaminar el agua, o contribuya a la emisión de dióxido de carbono al ambiente. En su producción se hace prioridad el cuidado y preservación del suelo donde el café está siendo plantado.
Ningún pesticida químico ni aditivos de origen industrial, como los fertilizantes, son empleados en el proceso de producción del café ecológico. Esto tiene un impacto directo en la calidad nutritiva del grano, que conserva mucha más cantidad de sus antioxidantes, vitaminas y minerales. Además, este tipo de café es sinónimo de sostenibilidad, en virtud de que preserva los recursos naturales, y la labor manual y dedicada de los agricultores.
Otra de las ventajas comparativas, quizás la que de forma más directa puede sentir el consumidor asiduo de café, es su sabor. Libre de cualquier tipo de químico, una buena taza de café ecológico es un verdadero regalo al paladar. De aroma delicado y sabor potente, es una caricia a nuestros sentidos. Además de disfrutarlo y aprovechar la dosis de energía que nos inyecta, también daremos entrada en nuestro organismo a sus propiedades naturales antioxidantes y múltiples vitaminas. Si eres un real amante del café, no puedes dejar de probar una riza taza de café ecológico. Las mejores variedades las encuentras en Cafetearte.
Ahora bien, una vez que tienes tus granos de café orgánico, y quieres aventurarte a hacerlo en casa, para agasajar a tu familia o invitados, hay algunos elementos que debes tener en cuenta para sacarle el máximo provecho a la calidad de tu café. De acuerdo a tu gusto, procura comprar un grano que no tenga más de dos o tres orígenes. Así lograrás que se mantenga la personalidad del café. También es importante comprarlo recién tostado. Este proceso será determinante en el amargor de la bebida. Si bien la cafeína la dota de un amargor natural, el exceso en el tostado acentúa demasiado este sabor, haciendo que se diluyan los otros, más dulzones o ácidos.
También es importante moler el café no tanto tiempo antes de consumirlo, y es que con los granos pasa lo mismo que con una ensalada. Sabrá mucho mejor si esta recién hecha, que si la guardamos por varias horas para comerla después. Por supuesto que el café industrializado que podemos comprar en el supermercado, se muele en grandes máquinas industrializadas, y tiene larguísimos períodos de vencimiento, pero al hablar de un café ecológico y de mucha mayor calidad, todos los procesos influyen de manera positiva en su sabor.
Por último, escoge la forma en que prefieres prepararlo. Puedes optar por el tradicional expresso, el más simple y concentrado de todos, que resulta del contacto del café con el agua. Otra de las preparaciones más demandadas es el cortado o macchiato, que es un tipo de café expresso al que le agregamos una pequeña cantidad de leche, que tiñe el líquido. Y quizás el más común de todos, el típico café con leche, en el que el lácteo y el café ocupan una proporción similar en la taza. Siendo la segunda mercancía más comercializada del mundo, después del petróleo, y con un consumo promedio de 1,3 kilos de café anuales por persona, esta legendaria bebida se supera a sí misma, ofreciéndonos experiencias gastronómicas cada vez más sublimes.