Si te preocupa el planeta, sabemos que estarás muy atento a aquellas prácticas que deterioran la calidad del ambiente y la calidad de vida de los seres humanos que allí se desarrollan. En Ecología Útil queremos ser parte de una cruzada a favor de una vida mejor para todos, es por ello que hoy te presentamos una interesante historia que nos demuestra que todos podemos impactar de forma positiva en nuestro entorno ambiental inmediato.

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En Argentina, la agricultura es una de las actividades principales sobre la cual se sostiene la economía del país y representa un gran porcentaje dentro del Producto Bruto Interno. Sin embargo, la extensión de la zona de cultivo hizo que los campos estén cada vez más cerca de las ciudades y que cientos de habitantes quedaran expuestos a los químicos de los productos utilizados por el agro en fumigaciones intensivas.

Uno de esos casos es el de Sofía Gatica, en el barrio Ituzaingó de la ciudad de Córdoba, en el centro del territorio argentino. La hija recién nacida de Sofía falleció a los pocos meses de su nacimiento por una enfermedad provocada en su sistema respiratorio. Ese fue el hecho que impulsó a esta madre a luchar por la condena de los productores agropecuarios que fumigan abusivamente sobre la zona y por que se establezcan normas claras y concisas sobre cómo fumigar en campos cerca de la ciudad.

La historia de Sofía y los vecinos de barrio Ituzaingó

Este barrio de la ciudad de Córdoba tiene aproximadamente 6 mil habitantes, y cuando Sofía sufrió la muerte de su pequeña bebé, salió a recorrerlo. Hablando con sus vecinos pudo constatar que en muchos hogares había personas que sufrían de problemas respiratorios, que tenían cáncer o leucemia y que los motivos o causas eran extrañas. Así, Sofía pudo establecer que la tasa de cáncer en ese barrio superaba ampliamente el promedio nacional, casi en un 50%. Allí sucedía algo que debía estar provocando todas esas enfermedades.

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De ese modo, los vecinos comenzaron a darse cuenta de algo que quizás hasta ese momento les había resultado “invisible”: los cultivos de soja de los campos se habían extendido tanto, que ahora los tenían a menos de diez metros de sus hogares y las fumigaciones sobre ellos eran constantes.

Unión del colectivo por una conciencia ambiental

Sofía y varios vecinos se unieron para formar Paren de fumigar, un colectivo vecinal-barrial creado en el 2002, y que varios años después logró la condena de productores agropecuarios de la zona por las fumigaciones abusivas. El colectivo formado por Sofía Gatica y los demás vecinos de barrio Ituzaingó también fue un pilar fundamental para cuando la multinacional Monsanto quiso instalar una de sus plantas de producción en Malvinas Argentinas, otro barrio de la ciudad de Córdoba. Además, Sofía también enfrentó a DuPont, fábrica de pinturas que contaminaba el agua potable de la zona con endosulfán.

Por su perseverancia y trabajo, Sofía Gatica fue reconocida en 2012 con el premio ambiental Goldman en una ceremonia realizada en San Francisco, Estados Unidos, que todos los años premia a personas y organizaciones civiles o no gubernamentales comprometidas en luchas y trabajos ambientales.

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